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Etapas del desarrollo del cachorro: guía completa para cada fase

6 sept 2025

Etapas del desarrollo del cachorro: guía completa para cada fase

6 sept 2025

Etapas del desarrollo del cachorro: guía completa para cada fase

6 sept 2025

Etapas del desarrollo del cachorro: qué esperar en cada fase

Tener un cachorro en casa es emocionante. Cada día es una aventura: desde sus primeros pasos torpes hasta la primera vez que responde a su nombre, pasando por esos momentos en los que parece no entender absolutamente nada. Pero detrás de esa ternura y energía inagotable, hay un proceso complejo de desarrollo físico, emocional y cognitivo que ocurre en distintas fases. Entenderlas no solo te permite disfrutar más del proceso, sino también acompañarlo mejor y prevenir problemas de conducta en el futuro.

Educar, criar y cuidar a un perro empieza mucho antes de enseñarle a sentarse o pasear con correa. Empieza por comprender en qué momento está y qué necesita según su etapa. Porque lo que hoy parece un problema de comportamiento, muchas veces es simplemente una fase natural del crecimiento.

De 0 a 2 semanas: la etapa neonatal

Durante las primeras dos semanas de vida, el cachorro es completamente dependiente de su madre. Nace ciego, sordo y con movilidad muy limitada. Su única prioridad es alimentarse y mantenerse caliente. Esta etapa es crucial para su supervivencia, pero todavía no establece vínculos sociales ni aprende conductas.

En esta fase, el papel humano es mínimo salvo en casos de huérfanos o camadas desatendidas, donde se requiere alimentación con biberón y una temperatura ambiental controlada.

De 2 a 4 semanas: comienzan los sentidos

A partir de la segunda semana, los ojos se abren y el oído comienza a desarrollarse. El cachorro empieza a reaccionar a sonidos y movimientos, y da sus primeros pasos tambaleantes. También inicia un tímido contacto con sus hermanos de camada, lo que marca el inicio de su socialización.

Aunque sigue dependiendo de su madre, comienza a mostrar curiosidad y a explorar. Esta etapa es fundamental para que se acostumbre al contacto humano de forma suave y progresiva.

De 4 a 8 semanas: la fase de socialización primaria

Es probablemente una de las etapas más importantes en la vida de un perro. Aprende a relacionarse con sus hermanos, a jugar, a inhibir la mordida y a entender señales sociales básicas. También es el momento ideal para exponerlo a diferentes estímulos: ruidos, texturas, olores, personas, otros animales.

Muchas veces, los cachorros se entregan en adopción a las ocho semanas. Pero si se separan demasiado pronto de su madre o hermanos, pueden arrastrar inseguridades, ansiedad o problemas de socialización más adelante.

Durante esta etapa, debe comenzar el proceso de desparasitación, y el plan de vacunación se iniciará pronto. Es un momento perfecto para asociar el contacto con el veterinario a experiencias positivas, sin miedo ni estrés.

De 8 a 12 semanas: la ventana de aprendizaje

Es la llamada “fase de impronta social”. Todo lo que aprenda en esta etapa tendrá un peso desproporcionado en su conducta futura. Por eso, es el mejor momento para enseñar cosas como su nombre, el paseo con correa, el vínculo con otros perros, los sonidos del hogar, los primeros comandos básicos y las rutinas diarias.

También es en esta etapa cuando aparece el miedo por primera vez. Muchos cachorros atraviesan un “periodo de sensibilidad al miedo”, donde cualquier experiencia negativa puede dejar huella. Por eso, las exposiciones deben ser positivas, progresivas y siempre bajo supervisión.

Si se hace bien, esta fase deja una base emocional sólida: perros curiosos, seguros y confiados. Si se hace mal —aislamiento, castigo, sobreestimulación— pueden aparecer fobias, agresividad o retraimiento.

De 3 a 6 meses: la adolescencia temprana

El cachorro crece rápidamente y parece tener más energía de la que puedes manejar. Esta es una fase crítica porque muchas personas confunden su comportamiento con “rebeldía”, cuando en realidad está aprendiendo a ubicarse en el mundo, a entender normas y límites, y a manejar impulsos.

Es cuando aparecen conductas como tirar de la correa, morder objetos, saltar a las visitas o hacer travesuras sin parar. El refuerzo positivo, la paciencia y la consistencia son tus mejores aliados. También es buen momento para comenzar clases de educación o acudir a un adiestrador canino si surgen dudas.

La dentición suele completarse en esta etapa, por lo que morder será una necesidad fisiológica. Proporciónale juguetes adecuados y evita regañarlo por algo que no puede evitar.

De 6 a 12 meses: el “cuarto de adolescencia”

Aunque ya tiene cuerpo de adulto joven, su mente sigue siendo la de un adolescente. Esta etapa puede ser desconcertante: hay días que obedece perfectamente, y otros parece olvidar todo lo que sabía. Su nivel de energía está en su punto más alto, y su impulso por explorar también.

Si no recibe suficiente estimulación física y mental, pueden aparecer problemas de conducta por aburrimiento o frustración. No es el momento de relajar la educación, sino de consolidarla. También es buena etapa para reforzar la llamada, el autocontrol y las normas de convivencia.

Algunas razas entran en celo o alcanzan la madurez sexual durante esta etapa. Consulta con tu veterinario sobre la esterilización si no tienes intención de criar.

De 12 a 18 meses: hacia la madurez

Tu perro empieza a consolidar su personalidad. Ya ha pasado por las fases más intensas de aprendizaje y ahora necesita estabilidad, refuerzos claros y espacios donde seguir desarrollándose con seguridad. Es el momento de disfrutar los frutos de todo lo que has trabajado durante el primer año.

Aún pueden aparecer conductas propias de la adolescencia, especialmente si no se ha trabajado la socialización o si ha habido experiencias negativas. Pero si el vínculo es fuerte y la educación ha sido consistente, esta etapa suele ser mucho más tranquila.

Acompañar cada fase es prevenir problemas futuros

Conocer estas etapas te permite ajustar tus expectativas. No es lo mismo un cachorro de tres meses que uno de nueve. Las necesidades cambian, y también los retos. Observar, entender y adaptar tu acompañamiento no solo facilita la convivencia, sino que previene la aparición de miedos, conductas indeseadas o problemas de socialización.

La prevención no solo se trata de salud física. También se trata de salud emocional. Un perro equilibrado empieza por un cachorro comprendido, respetado y acompañado en su desarrollo.

En Milo creemos en el acompañamiento desde el primer día

No todos los cuidadores tienen por qué saberlo todo desde el primer momento. Pero sí pueden acceder a la información, el asesoramiento y el apoyo que necesitan. Por eso, en Milo reforzamos el enfoque preventivo desde las primeras etapas de la vida canina. Porque el cachorro que hoy te despierta a las seis de la mañana será mañana tu compañero de vida.

Y todo empieza por entenderlo.

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